Nuestra ciudad capital se viste fiesta. El calendario litúrgico de la Iglesia Católica nos recuerda el 6 de agosto como la celebración de la Transfiguración de nuestro Señor Jesucristo. Acontecimiento se dio lugar en el Monte Tabor en Palestina.
La religiosidad del pueblo salvadoreño se ve en el acto de atracción principal de las fiestas, la tradicional “Bajada”. Es la procesión del santo patrono El Divino Salvador del Mundo, el cual hace un recorrido por las calles principales del centro de San Salvador representando la transfiguración de Jesucristo. Acto que se realiza en el atrio de la Catedral Metropolitana.
La celebración se fundamenta en el relato bíblico de los evangelios de Mateo 17, 1.9; Lucas 9, 28 -36 y Marcos 9, 1-9.
Seis días después, Jesús toma consigo a Pedro, Santiago ya su hermano Juan y los llevó aparte a un monte alto. A la vista de ellos su aspecto cambió completamente: su cara brillaba como el sol y su ropa se volvió blanca como la luz. Enseguida vieron a Moisés y Elías hablando con Jesús. Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: “Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí! si quieres, levantaré aquí tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra Elías” Estaba Pedro todavía hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y una voz que salía de la nube dijo: “¡Este es mi Hijo, el Amado, en él me complazco: escúchenlo!
Al Oír la voz, los discípulos se echaron al suelo, llenos de miedo. Pero Jesús es acercó, los tocó y les dijo: “Levántense no tengan miedo.” Ellos levantaron los ojos, pero ya no vieron una nadie más que a Jesús. Mientras bajaban del monte, Jesús les mandó: “No hablen nadie de esta visión hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de los muertos”
Pero, ¿cuál fue el motivo de la transfiguración? Jesucristo, por medio de este acto, quiso demostrar su verdadera divinidad. Al mismo tiempo fue una manera de preparar y fortalecer a sus discípulos para la pasión, y así no desistieran de su fe. Según los textos bíblicos, la transfiguración ocurrió un año antes que sucediera la pasión.
Las Fiestas Agostinas son una celebración que data de 1528, y en los primeros años la celebración era cívico, religiosa y militar. Después fue evolucionando a una feria. Cuenta la historia que al fundarse la Provincia de San Salvador el Rey de España acostumbraba obsequiar la “Imagen Patronal”. La Catedral Metropolitana aún conserva dicha imagen, que fue obsequiada por el Emperador Carlos V de Alemania y I de España, en 1546.
En 1777 el artista y devoto, don Silvestre Antonio García, miembro de la Tercer Orden Franciscana, esculpe la imagen del Divino Salvador, que actualmente se utiliza cada 5 de agosto para la procesión en la ciudad capital. Los salvadoreños de cariño a la imagen del Divino Salvador le llaman “el colocho” por su cabellera.